Trademark parody is what happens when somebody
apes another person’s trademark without their consent for a comic or satirical
effect. It is a parody if the
distinctive function of the original (host) trademark is not appropriated by
the derivative (parody) work.
Who doesn’t remember the Danish group
Aqua’s song “Barbie Girl”? When Mattel sued over the use of the “Barbie”
trademark in the song’s lyrics and title, Judge Alex Kozinski decided that
there was no appropriation of the trademark’s distinctive function, just an
intention to make fun of Mattel’s Barbie doll, as hinted at by the song’s
title.
However, while a parody must remind
consumers of the host trademark, the parody must not take direct advantage of
the trademark it is mocking. Accordingly, it must have its own originality and
be unlikely to be confused with the parodied work.
The humour issue aside, trademarks really
do convey a concept that can be unfairly injured by parodies. Sometimes a
parody takes advantage of a mark’s reputation on the market to flog an item that
has nothing to do with the original, thus restricting the trademark owner’s rights
to exclusive use and creating genuine conflicts under the Spanish Unfair
Competition Act.
The case of Roy Orbison and William Dees’
song “Oh! Pretty Woman” is more of a case of copyright. When the band 2 Live
Crew told the authors they intended to parody the song, the authors refused to
give their consent. The derivative song was marketed anyway, and the case
eventually reached the US Supreme Court. The court decided that, although a large
portion of the work had been used, and for profit, the case did nevertheless
qualify for what is known as the “fair use defence”, a concept imported from
American copyright law, and therefore 2 Live Crew’s version was a parody within
the meaning of “fair use”.
Another interesting example related with a
well-known trademark was the case of Louis Vuitton Malletier v. Haute Diggity Dog.
The US Court of Appeals considered, “The
furry little ‘Chewy Vuiton’ imitation, as something to be chewed by a dog,
pokes fun at the elegance and expensiveness of a Louis Vuitton handbag, which
must not be chewed by a dog.” Once again the use of the distinctive sign was
justified, in defence of the merely comic content.
However, can a parody denigrate the distinctive sign on which it is based?
It is my feeling that a trademark parody
is acceptable only when it criticises or pokes fun at the creative element of
the distinctive sign, provided that it does not take advantage of the other’s
reputation to promote its own products and it does not harm or defame the
product or its qualities.
Carolina Sánchez Margareto
IP lawyer
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La parodia
supone la expresión burlesca o satírica de una marca ajena sin consentimiento de
su titular. Nos encontramos frente a una
parodia si no existe apropiación de la función distintiva de la marca.
¿Quién no
recuerda la obra musical “Barbie Girl”
del grupo danés Aqua? Mientras Mattel reclamaba por el uso de la marca
Barbie en la letra y título de la canción, el juez Alex Kizonsky determinó que no existía
apropiación de la función distintiva de
la marca, sino simplemente una intención de burla hacia la muñeca Barbie
de Mattel, tal y como se desprende del título de la canción.
Sin embargo,
aunque la parodia debe evocar en la mente del consumidor la marca parodiada, ésta
no deberá aprovecharse directamente de aquella y por lo tanto, constará de
originalidad propia sin generar confusión con la obra parodiada.
Más halla del
humor, lo cierto es que las marcas transmiten un concepto que injustamente
puede verse lesionado por la parodia. En ocasiones aprovechan la reputación del
signo en el mercado, representando una versión que nada tiene que ver con el original,
limitando los derechos de uso exclusivo del titular de la marca, y generando verdaderos
conflictos amparados en la Ley de Competencia Desleal.
Más en la
línea de los derechos de autor, nos encontramos con el caso “Oh! Pretty Woman”
de Roy Orbinson y William Dees. Cuando la banda 2Live comunicó a los autores la
intención de componer una parodia sobre la canción, estos les negaron su consentimiento.
Sin embargo comercializaron la canción y el asunto llegó hasta el Tribunal
Supremo de EE.UU. El Tribunal determinó que a pesar de haber utilizado gran
parte de la obra y existir enriquecimiento económico, se trataba de “fair use defense” un concepto importado
del “Copyright” del derecho americano y por tanto de una "parodia" dentro
de las excepciones del "uso
justo".
Otro ejemplo
interesante relacionado con una marca notoria fue sin duda el caso Louis
Vuitton Malletier v. Haute Diggity Dog. La Corte de Apelación de EE.UU
consideró que “La pequeña imitación
“Chewy Vuiton” como algo para ser mordido por un perro se burla de la
elegancia y del precio de un bolso Louis Vuitton que no debe ser mordido por un
perro.” Una vez más se justifica el uso del signo distintivo en defensa del
contenido meramente humorístico.
Sin embargo ¿puede la parodia denigrar el signo
distintivo?
A mi juicio, la
parodia marcaria seria aceptable solamente criticase o burlase el elemento
creativo del signo distintivo, siempre que no se aproveche de la reputación
ajena para promover sus propios productos y ni perjudique, ni difame el producto,
ni las cualidades del mismo.
Carolina
Sánchez Margareto
Letrado
IP
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